La pronunciación mental es una mala costumbre que se deriva del aprendizaje del sistema de lectura escolar, a los cinco o seis años, los niños aprenden el significado de cada uno de los símbolos, luego comienzan a formar palabras y a identificarlas, leyendo siempre cad símbolo gráfico y haciéndolo sobre todo en alta voz.
Durante mucho tiempo mantenemos la costumbre de la lectura en voz alta y por último cuando dejamos de articular realmente los sonidos, seguimos pronunciado mentalemnte todo aquello que leemos.
Es evidente que la pronunciación mental limita la velocidad de lectura y la equipara a la rapidez del habla.
Este hábito impide leer más de 150 o 200 palabras por minuto.
El defecto desaparece cuando se alcanza una velocidad de lectura que no permite una pronunciación efectiva. Es decir, entre 300 o 400, palabras por minuto.
En este caso el lector sólo tiene la sensación de pronunciar la palabra en la que posa la vista.
Además del defecto de la pronunciación mental, algunas personas tienen la mala costumbre de mover realmente los labios mientras leen, pronunciando las palabras en voz muy baja o inaudible.
También este error se elimina espontáneamente con la lectura mucho más rápida, pero al principio podemos corregirlo colocándonos un lápiz entre los labios para evitar el movimiento.
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